
Electrificación de una vivienda aislada con generador mixto eólico-fotovoltaico
- Casas de campo
- Pueblos aislados
- Quioscos
- Caravanas
- Vallas publicitarias
- Bebederos automáticos para ganado
- Repetidores de radio, televisión o telefonía móvil
- Casetas meteorológicas, sismógrafos, mareógrafos...
- Postes de auxilio en carretera
- Radares
- Tratamiento de aguas
- Bombeo de agua
- Venta a la red de toda la energía producida
- Autoconsumo de la energía complementando a la
proporcionada por la compañía eléctrica
- Estaciones de carga para vehículos eléctricos
La venta a red consiste en vender toda
la producción a la compañía eléctrica y comprar a la
misma la energía que se consume. Esto es
rentable siempre que el precio de venta del kWh sea mayor
que el de compra. Las primeras instalaciones fueron
bastante rentables, aunque el coste por kW instalado era
mucho mayor que ahora. Actualmente la venta a red es
rentable sólo para instalaciones muy grandes (varios MW).
El autoconsumo consiste en instalar
paneles fotovoltaicos en un local (vivienda o empresa) que
dispone de red eléctrica; al sumar la energía producida
por los paneles a la que se compra a la compañía eléctrica
la factura se reduce notablemente. Hay dos tipos básicos
de instalaciones de autoconsumo, según como se comporten
cuando la energía producida por los paneles supere el
consumo puntual del local:
- Sin vertido a la red. El inversor reduce la potencia extraida de los paneles para conseguir la llamada inyección cero.
- Con vertido a la red. El sobrante se entrega a la compañía eléctrica, que puede compensarlo después en la factura. Es necesario un contrato específico.
La ley (en 2020) permite, por ejemplo,
instalar el sistema de autoconsumo en una comunidad de
vecinos y que todos los que la forman se puedan beneficiar
de la reducción de coste. El famoso impuesto al sol
(afortunadamente ya derogado) consistía en que el usuario
tenía que pagar a la compañía eléctrica por el mero hecho
de producir electricidad para consumo propio.